Crecí pobre, y lamentablemente heredé la forma descuidada de mis padres en cuanto al dinero se trataba. No sabían cómo manejar el dinero de manera eficiente, por lo que no pudieron enseñarme cómo manejarlo correctamente. Llegue a la adultez con muchos de los mismos malos hábitos que tenían cuando era niño.
Yo era un comprador compulsivo. Me encantaban (Todavía me encantan) los relojes y los lentes de sol. No tenía fuerza de voluntad, ni control de impulsos. Incluso cuando no tenía dinero en mi cuenta, encontraba maneras de malgastar. No paso mucho tiempo antes de que mi primera tarjeta de crédito llego a su limite y me puse las manos en la cabeza.
Hoy en día, tengo casi todos mis gastos bajo control. Ya no estoy endeudado y me obligo a tomar decisiones conscientes sobre lo que compro. (El gasto consciente es una de las claves para superar el gasto emocional). Habiendo dicho eso, sé que si me bajo la guardia un momento, puedo caer en mis viejos hábitos. Me encontraré en el supermercado comprando revistas para calmar un ego herido, o comprando música en la tienda iTunes porque tuve un día estresante.
¿Cómo sé que voy a recaer si no tengo cuidado? Porque lo hago de vez en cuando. Cuando me estaba preparando para cambiar algunos muebles y electrodomésticos de mi casa, pasé una tarde navegando en Amazon, poniendo cosas en mi carrito de compras. (Incluso compre algunas de las cosas, aunque sabía que no debía hacerlo).
El gasto emocional es reconfortante, no solo para mí, sino también para muchas otras personas. Aunque soy un adicto al gasto en recuperación, sigo siendo un adicto al gasto. Siempre estoy a un paso del gasto compulsivo.
Mi historia no es única.
¿Qué significa ser adicto a comprar?
Según expertos en el área de las finanzas personales es “un patrón de compras crónicas y repetitivas que se vuelven difíciles de detener y, en última instancia, tienen consecuencias perjudiciales. Se define como un trastorno del control de los impulsos y tiene características similares a otros trastornos adictivos sin que implique el uso de una droga intoxicante”.
Estas son algunas señales de advertencia de una adicción a las compras:
- Gastar dinero innecesariamente como resultado de estar aburrido, enojado o asustado.
- Hábitos de compras/gastos que causan angustia emocional o caos en la vida diaria.
- Tener discusiones con otros sobre hábitos de compras o gastos.
- Sentirse perdido sin tarjetas de crédito a mano.
- Comprar artículos a crédito que no se comprarían con efectivo.
- Gastar dinero provoca un sentimiento de euforia y ansiedad al mismo tiempo.
- Gastar o comprar se siente como un acto imprudente o prohibido.
- Sentirse culpable, avergonzado, o confundido después de gastar. Muchas compras nunca una utilidad justificada.
- Mentir a los demás sobre lo que se compró o cuánto dinero costó.
- Pensar demasiado en el dinero.
- Pasar mucho tiempo haciendo malabarismos con cuentas y facturas para acomodar los gastos.
He experimentado todo esto. De hecho, solía sufrir de muchos de estos al mismo tiempo. Se sintió horrible. La adicción al gasto es algo peligroso. Al igual que con otras adicciones, las víctimas se sienten perdidas y fuera de control.
Las personas que nunca han sufrido una adicción a las compras no pueden entender el problema, y es posible que te resulte difícil explicarlo. No saben lo que es ver algo y sentir la necesidad de comprarlo al instante. No conocen el atractivo de la “fiebre” de las compras, y el sentimiento de culpa por haber gastado sin necesidad.
Afortunadamente, he aprendido algunas maneras de sobrellevar el gasto compulsivo. Aunque todavía tengo la tentación, no gasto tanto como antes porque he desarrollado hábitos que me ayudan a hacer lo correcto, incluso cuando hacerlo es difícil.
Hay solución, ¿Cómo luchar contra el impulso de gastar?
Basado en mi propia experiencia, y en conversaciones que he tenido con otros, aquí hay siete estrategias que puede usar para combatir la adicción a las compras:
- Corta tus tarjetas de crédito. Si tienes un problema con el gasto compulsivo, destruye tus tarjetas de crédito ahora. No pongas excusas. No anotes los números de cuenta en algún lugar “por si acaso”. No racionalices que los necesitas para mejorar tu puntaje crediticio. Si las tarjetas de crédito alimentan tus gastos emocionales, estarás mejor sin ellas. (Siempre puedes obtener nuevas tarjetas una vez que hayas aprendido mejores hábitos).
- Lleva solo efectivo. No uses tu chequera o una tarjeta de débito. ¿Es inconveniente? Claro que sí, pero ese es el punto. Si eres un comprador compulsivo, tu objetivo es romper el hábito. Para hacer esto, tienes que hacer sacrificios. Gastar dinero en efectivo es una forma de recordarte que estás gastando dinero real. El plástico hace que esta conexión sea borrosa y te da la falsa ilusión de que no estas gastando tu propio dinero y que puedes pagar después.
- Seguimiento de cada peso que gastas. Es posible que ni siquiera sepas cuánto estás gastando. Antes, cuando dejaba que mis emociones gobernaran mi vida financiera, no tenía idea de cuántos libros o relojes estaba comprando. Pero una vez que comencé a rastrear cada peso que entraba y salía de mis bolsillos, los patrones se hicieron claros. Cuando veas tus patrones de gasto, puedes actuar sobre ellos.
- Juega juegos mentales. Para algunas personas, el dinero no es un problema emocional. Son capaces de tomar decisiones lógicas y no caer en la tentación. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, no funciona de esa manera. Si estás en esta mayoría, el gasto compulsivo encuentra maneras de jugarte una mala pasada. Puedes entrenarte para usar la regla de los 30 días, por ejemplo: cuando veas algo que deseas, no lo compres de inmediato; en su lugar, anótalo en tu calendario durante 30 días. Si todavía lo quieres en un mes, considera comprarlo. Descubrí que puedo evitar comprar muchas cosas simplemente poniéndolas en mi lista de deseos de Amazon. ¡Vuelvo más tarde y me pregunto por qué alguna vez me senti tentado!
- Evita la tentación. La mejor manera de evitar gastar es evitar situaciones que lo tienten a gastar en primer lugar. Si tu debilidad son los libros, aléjate de las librerías y evita Amazon. Si tiendes a gastar de más en los grandes centros comerciales, mantente alejado de ellos. Deja de ir a los lugares donde sueles gastar, especialmente si estás bajo estrés emocional.
- Recuérdate a ti mismo que tienes metas más grandes. Me pase gran parte de mi vida luchando con mi peso. Cada vez que tengo la tentación de comer algo malo, me pregunto: “¿Esto me ayudará o me hará daño?” La misma pregunta se puede hacer cuando estás a punto de hacer una compra impulsiva. ¿Tu nuevo juguete te acercará a tus metas o te alejará más? (Si no tienes claro tus objetivos más importantes, intenta redactar una declaración de misión personal).
- Pedir ayuda. No hay vergüenza en pedir ayuda si tienes problemas con sus gastos. Habla con un amigo cercano o un familiar y pide apoyo para romper el ciclo de gasto compulsivo. Es posible que incluso desees buscar ayuda profesional. Pero recuerda: si pides ayuda, no te enojes cuando tus consejeros mencionen tus errores. Escucha lo que tienen que decir.
Cada una de estas técnicas puede ayudarte a frenar tu adicción a las compras hasta cierto punto. Hay diferentes opciones para diferentes personas y lo que funcione para ti tal vez no funcione para otros.
Finalmente, puedes considerar la ayuda profesional. No te avergüences de buscar asistencia profesional para problemas que pueden afectarte gravemente a ti y a quienes te rodean. En última instancia, debes mirar dentro de ti mismo para superar cualquier forma de adicción: un terapeuta es como un guía capacitado que puede ayudarte a encontrar el camino.
La buena noticia es que puedes superar esto. Puedes liberarte del gasto compulsivo. La mala noticia es que requiere trabajo y esfuerzo y no sucederá de un día para el otro. Cometerás errores y retrocederás, pero cuando lo hagas, no te rindas. No te castigues porque compraste una cartera nueva o cambiaste tu aparato celular. Eres humano, mantente enfocado en tus objetivos a largo plazo y prométete a ti mismo hacerlo mejor la próxima vez.